Durante los últimos cuatrocientos años, las culturas del mundo han sido dominadas por un conjunto de estados occidentales, que han llegado a verse a sí mismos como el centro del universo, un centro desde el cual han controlado, además del poder económico y político, el poder cultural. Uno de los efectos más devastadores de este dominio ha sido la aniquilación y la represión de las culturas africanas. Con la cultura al servicio del pueblo debilitada y dividida, la lucha del campesinado y del proletariado por los derechos humanos fundamentales y por la redistribución de la riqueza es más difícil.
En este libro, wa Thiong02019;o se preocupa de «desplazar» este centro en dos sentidos para liberar no solamente las culturas africanas, sino las de todo el mundo: internacionalmente hay que desplazarlo desde Occidente hacia el resto de esferas culturales, y nacionalmente hay que apartarlo de las minorías de poder y llevarlo hacia el auténtico centro creativo, las clases trabajadoras, en condiciones de igualdad racial, religiosa y de género.