Casa de fieras es un juego, o un experimento, fruto
del trabajo paciente de la amistad. Su único
propósito ha sido internarse en el mundo de los
objetos con la certeza de que, entre sus pliegues,
las maravillas aguardan para saltar en tromba
sobre la vida.
Según los propios autores:
Hemos comprobado que hay un espacio común para
el intercambio. En ese espacio hemos entendido cosas, las
hemos tocado con nuestras palabras, hemos construido
una casa para ellas. [...]
Si nos preguntáis si hemos vuelto a la infancia para
entrar en la casa de las fieras os diremos:
Hemos visto, hemos escuchado, con eso debería bastar.