Si las sucesivas generaciones de lectores han seguido volviendo una y otra vez a la Odisea es porque esta historia de una errancia sin final, guiada por el imposible anhelo de una casa segura en la que fondear, es la historia de todos nosotros.
Si los antiguos podían atribuir a los dioses el trágico destino de Ulises, a los modernos ya solo les cabe culparse y destruirse a sí mismos. ¿Cómo leer hoy, en un mundo sin épica, aquel poema inicial, cuyo ritmo y repeticiones obedecían a la divinidad? Solo es posible después de reconocer que aquel mundo ya no nos pertenece y que toda imitación arqueológica es inútil.
Esta edición lo hace recurriendo al léxico popular y la voz poética de nuestra propia tradición castellana para devolvernos una bella versión, que rescata para el lector de hoy lo que la obra homérica tenía de Poema.