El príncipe de Palagonia debe su fama a la villa de Bagheria, en Sicilia, conocida como la villa de los monstruos. Desde 1770, fueron muchos los viajeros que la visitaron y escribieron acerca de ella, y ya hacia 1780, pese a ser objeto de burla y desdén por parte de quien se sentía protegido por las leyes serenas del clasicismo, se había convertido en una de las paradas obligadas del viaje a Italia. Pero el presente volumen no está dedicado propiamente a la villa sino a su creador-propietario, hombre receloso, irónico, esquivo y un tanto enigmático. Obsesionado con la materialización de un sueño, se comportaba como un artista sin serlo, y su timidez y reserva en la vida privada contrastaban agudamente con la necesidad de maravillar, escandalizar, atemorizar, incluso de aterrar que delataba su obra. ¿Era acaso el príncipe un revolucionario del gusto que, desgarrado por una nostalgia de tiempos feudales, se lanzaba contra su propio siglo, sin servirse de la pluma ni de la espada ¿O se escondía en él una ambición burlona, una ideología secreta, una enfermedad, un amor por la venganza? En estas páginas Macchia sigue las extrañas transformaciones que convierten al príncipe en un personaje de cuentos fantásticos, explora el diagnóstico oficial de su locura y se confía 02013;también él02013; a la fantasía cuando hace hablar al príncipe de las razones que presidieron su trato permanente con lo monstruoso en el diálogo que mantiene con uno de los muchos viajeros que visitaron su villa, en este caso un patricio veneciano, representante de una civilización antagónica. Señalando los límites, siempre bastante inciertos, de una geometría de lo imaginario, Macchia logra registrar las ideas, obsesiones y delirios de esta figura históricamente incontrolable, que junto con el marqués de Sade y Casanova conforman la tríada de personajes insólitos del Siglo de las Luces.
Giovanni Macchia (Triani, 1912 02013; Roma, 2001) fue un renombrado crítico literario, ensayista y escritor italiano. Estudió en la Facultad de Letras de la Universidad de Roma y amplió su formación en la Sorbona y el Collège de France. Enseñó literatura francesa en la Scuola Normale Superiore de Pisa y posteriormente en Catania y Roma, donde fundó el Istituto di Storia del teatro e dello spettacolo. Macchia fue uno de los mayores especialistas del siglo xx en literatura francesa, con obras maestras absolutas, según Italo Calvino, como Le rovine di Parigi, Il paradiso della ragione, Il naufragio della speranza, o las monografías Proust e dintorni y L02019;angelo della notte, sobre el mismo autor. Dedicó incisivos artículos a Voltaire, Rousseau y Diderot, publicó recopilaciones de trabajos sobre autores italianos y estudios sobre la figura de Don Giovanni. Fue merecedor de numerosos premios literarios en Italia, y en 1992 le fue concedida la Legión de Honor francesa.