Vallejo resolvió renunciar del todo a la tradición poética previa; en un gesto de absoluta libertad estética, crea un lenguaje que expresa fielmente los aspectos más primarios, instintivos y oscuros del ser humano; es decir, se asomó a los bordes mismos de lo indecible, asumiendo los riesgos de resultar ininteligible o balbuceante. Es significativo que en 1922 sea el año en el que aparecieron The Waste Land de T. S. Eliot y el Ulysses de Joyce, al lado de los cuales bien puede colocarse Trilce: son tres distintas y altas manifestaciones de los profundos cambios que estaban produciéndose en la literatura occidental.