Siempre he intentado no molestar, pasar desapercibida, hacer poco ruido, camuflar mi hipersensibilidad entre los cientos de niños de mi colegio público. Esto lo quería contar en esta obra. Esto y que me criaron tres mujeres maravillosas que vinieron del pueblo y que con su amor e inocencia rompieron todos los protocolos de la gran ciudad y de las élites y la impostura. Iba a contar todo esto, pero me impidió hacerlo un agujero negro que me encontré en la pared del teatro. Menos mal. Os habéis librado de otra obra autobiográfica de poca monta. Dadle las gracias a David Hasselhoff, a María Guerrero y a Mari Trini.