En Haciendo tiempo nos encontramos ante un poeta divertido, sarcástico, fresco, certero y, sobre todo, sabio, lo que no quiere decir solo dotado de la experiencia inoculada por la vida, sino en posesión de toda la sabiduría poética que otorgan las referencias lectoras acumuladas a lo largo de una vida. Preciso, exacto como el mejor Juan Ramón, no escatima tampoco en dardos para quien los merezca. Aquella polémica de arte (poesía) para la vida o vida para el arte deja de tener sentido en un poeta para el cual la vida misma es poesía y la poesía ha ocupado la mayor parte de su vida.