Josée se casó con Alan, un joven artista americano, rico y atractivo, pensando que era ideal para compartir una vida sin preocupaciones. Y durante un tiempo así fue: su vida en Estados Unidos se parecía mucho a unas vacaciones perpetuas. Pero a ella cada día se le hace más pesada la vida ociosa a su lado: sus celos, su alcoholismo y las dinámicas tóxicas a las que él la arrastra inevitablemente dominan cada vez más su relación. Triste y desengañada, Josée echa de menos su antigua vida y la libertad que tenía en París. Y de repente se da cuenta de que, si no huye de él inmediatamente, quizá pronto sea demasiado tarde.