Este libro constituye una crónica histórica de la apasionante epopeya emprendida por hombres provenientes de las distintas regiones de la monarquía hispánica con la finalidad de dar vida a una región destinada a ser una de las zonas más ricas, cultas y pobladas del mundo en la época contemporánea. Entre 1769, año de la expedición pionera de Gaspar de Portolá en la Alta California, y 1821, año de la incorporación de aquella región al nuevo estado independiente de México, misioneros, civiles y militares españoles llevaron a cabo una increíble acción colonizadora en el peste norteamericano, que en pocas décadas —y no sin un coste doloroso para la población indígena— entró a formar parte del mundo occidental. ElIibro explica de manera pormenorizada la grandeza y la miseria de aquel proceso en un relato que, más allá del rigor histórico de la obra, adquiere a menudo tintes novelescos, lo cual hace amena y apasionante su lectura.