El protagonista de Cocaína, la nueva novela alucinatoria de Aleksandr Skorobogatov, intenta hacer del mundo un lugar mejor a través de las palabras, pero también con la ayuda de un martillo y un clavo gigante. ¿Por qué? Porque, según Dostoievski, tiene que hacerlo. Y también porque nuestro mundo se está volviendo demasiado aterrador. Recientemente abandonado por el amor de su vida, nuestro protagonista pasa sus días vagando por las calles de Moscú con nada más que su imaginación para mantenerla en marcha. Fantasea con batallas épicas en pubs, se asigna el papel de héroe o villano en casos de asesinato, y luego, de repente, recibe una invitación para viajar a Estocolmo: ha ganado el Premio Nobel de la Paz. Un enigmático comité del Premio Nobel lo espera, los muertos resucitan y, además, redescubre su amor anterior. Esto no puede ser verdad, el lector sigue pensando. Pero el autor, siendo el creador de sus personajes, puede hacer con ellos lo que quiera. Y así comienza un intrigante juego de gato y ratón entre autor, protagonista y lector.
Cocaína es una celebración sin límites de las posibilidades aparentemente ilimitadas de la imaginación humana. Es una montaña rusa literaria de la mejor tradición rusa.