En un artículo de 2013, el poeta y crítico Martín López-Vega decía, a propósito de la repercusión del poemario Las afueras (DVD Ediciones, 1997), debut del cordobés Pablo García Casado, que aquel «era un profundo ejercicio de retratar y entender nuestro propio paisaje». Un cuarto de siglo después, Los reales sitios, libro de estreno de Juan de Salas, llega al lector como una obra capaz de capturar de nuevo ese paisaje «de la mente», reflejado y refractado en el espacio que habitamos. Con una alegría parecida a la de Rem Koolhaas en sus observaciones delirantes sobre Nueva York, el autor nos muestra las líneas maestras de nuestra mitología patrimonial, remontándose a los caprichos y deseos del primero de los Austrias, y nos indica con el dedo un linaje tan bello y tradicional como capaz de erradicar la convivencia humana. Y es que nuestro paisaje sentimental ha sido diseñado por planes de urbanismo, en despachos de Fomento. Porque el destino de quienes se aman depende también del trazado de las autovías.