¿Qué tienen en común un dramaturgo y un cineasta daneses de mediados del siglo XX? La palabra, Ordet. En Munk y Dreyer, teatro y cine se convierten en espacio donde indagar sobre la vida, la fe y la redención.
Por primera vez en castellano, el lector puede acercarse a dos textos que radiografían una parte significativa del alma de Occidente. Ante la complejidad misteriosa de la realidad, no es posible permanecer por mucho tiempo bajo el dogmatismo esclavizante de la absoluta increencia o del fanatismo religioso que lo simplifican todo. Para ambos creadores, la dignidad del hombre sólo puede salvaguardarse en la humilde acogida de una trascendencia que acepte sin condiciones la libertad.