Atracción por lo diabólico, hastío vital, pensamientos suicidas, inclinación estética por el asesinato... los dandis decimonónicos eran personalidades ambiguas y decadentes, que buscaban soslayar sus inquietudes vitales en los límites de la moralidad. Su estética inconfundible, plagada de corbatas chillonas, claveles verdes, pañuelos anudados con ínfulas escultóricas, joyas llamativas, chalecos coloridos y perfumes seductores, definían una nueva masculinidad en la que no existía ningún miedo a mostrar su "lado femenino" e incluso, claramente, sus inclinaciones homosexuales.
El satanismo de Baudelaire, la semiótica de la elegancia de Balzac,
la atracción por Brummell de d'Aurevilly, el análisis del dandismo
de Carlyle, la fascinación por la criminalidad de de Quincey o los códigos indumentarios de Oscar Wilde, son asuntos que cautivaron a Emilia Pardo Bazán, una mujer curiosa, ávida de experiencias e interesada por el lado oscuro de la condición humana.
En este ensayo, Blanca Rodríguez Garabatos explora, a través de los cuentos y novelas de la autora gallega, su atracción por estos temas, muy controvertidos ya en su momento, pero que formaban parte de la naciente modernidad del mundo contemporáneo.
El dandismo sirvió a la condesa de Pardo Bazán para profundizar en aspectos inéditos de la condición masculina, ofreciendo un catálogo de personajes insumisos y outsiders que no disimulan su inclinación por el vicio y lo siniestro. Gaspar de Montenegro o Silvio Lago son hombres que buscan emociones fuertes y a quienes parece que no les importan las consecuencias de su insubordinación. Con o sin causa, hablamos de rebeldes que ejercían como tales de manera consciente y que, en la búsqueda de su propio placer y satisfacción, desafiaban las normas de una sociedad
que solo era capaz de ofrecerles un progreso decepcionante.