¿Qué es lo que hace que la gente ame o muera por las naciones al mismo tiempo que odie y mate en su nombre? Se ha escrito mucho sobre los movimientos nacionalistas desde la perspectiva política, pero el sentimiento personal y cultural de pertinencia a la nación no ha recibido la atención necesaria. En este trabajo, elogiosamente y repetidamente citado, Benedict Anderson estudia la creación y la difusión de las «comunidades imaginadas» que conforman la nacionalidad.
Anderson explora los procesos de creación de estas comunidades: la territorialización de las fes religiosas, el declive de la antigua realeza, la interacción entre el capitalismo y la imprenta, el desarrollo de las lenguas vernáculas de Estado y las concepciones cambiantes del tiempo. Nos muestra como nació un nacionalismo original en América, que fue adaptado por los movimientos populares europeos, por los poderes imperiales y por los grupos de resistencia antiimperialista en Asia y África.
El resultado ha sido que la comunidad nacional ha suplantado las formas primitivas de comunidades más amplias fundamentadas en la realeza, los derechos dinásticos o la religión. Así pues, el nacionalismo jugaría un papel similar al de la religión en las instituciones racionalistas de la democracia y la burocracia, y las legitimaría.
Esta edición revisada ha sido ampliada con dos capítulos nuevos. En el primero Anderson recapacita sobre el complejo papel del Estado colonialista en el desarrollo de los nacionalismos en el Tercer Mundo, y en el segundo analiza los procesos por los cuales las naciones de todo el planeta se han confeccionado un pasado antiguo.