Laude es lápida y alabanza; canto litúrgico que nos sacude el sueño y da la fuerza suficiente para empezar el día y soportarlo.
Nuevo poemario de Angélica Liddell escrito desde la sed de un verbo atávico: el de sus abuelos, el de la tierra labrada, el de la olla que se ponía al fuego para preparar la comida sobre las estrébedes... Palabras para el Amado que, como en el rezo, se hace presente al reclamarse.
Amo tanto la sed
que al sorbito más pequeño
siento la mordedura del agua,
en esa, en esa zanja.