Las estrategias de calumnia y deslegitimación son una constante en el debate político contemporáneo. Versiones últimas de la falacia ad hominem, aunque reconocidas como el argumento parlamentario por excelencia, contaminan el espacio público y constituyen el síntoma esencial del peor síndrome de que se aqueja hoy la democracia: el síndrome populista. Esta forma vaga de neopopulismo reduce al ciudadano a opinador y hace, de la comunidad, una masa acrítica y hastiada de espectadores. Giacomo Marramao se alza en esta obra contra la inquietante fuerza de despolitización del neopopulismo mediático, y recupera el pensamiento crítico de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe para repensar el problema de la legitimación política y reinventar el concepto de autoridad. Solo una democracia centrada en hacer pueblo y desprendida de fetiches identitarios logrará promover la acción colectiva y el debate social, un augmentum de la potencia simbólica desde la que un espacio de lo común se vuelve pensable.