En un espacio de reclusión hablar del amor siempre es transgresor, y la autora lo hace rompiendo el silencio de la privación y compartiendo con mujeres presas una faceta poco investigada, aunque muy presente en la vida de las personas y profundamente sentida en condiciones de privación de la libertad. También habla de las cárceles de mujeres en general, de los análisis científicos que sobre ellas se han ido construyendo y de los casos más estereotipados y marginados de los colectivos de mujeres presas. Texto ameno, argumentado, sensible, a veces poético y a la vez saludable.