En este libro Francisco Peñarrubia no aborda la paternidad de manera genérica sino la particular relación entre el padre y el hijo, dos varones con dificultades de encuentro, de conocimiento y de transparencia emocional. Nuestra cultura ha dado por sobreentendido este vínculo, como si se tratara únicamente de autoridad, de modelo o de referencia pero evitando pudorosamente todas las implicaciones emocionales que le dan sentido. Por eso podemos hablar de relación hurtada. La reflexión del autor se sostiene en la experiencia poscoterapéutica, pero se desarrolla a través de los testimonios literarios de narradores, poetas y pensadores, a la manera de los comentarios de texto, porque el arte siempre ha ido más allá de la clínica. Ilustrada por escritos, canciones y películas, la relación padre-hijo va desvelándose como un camino complejo de claroscuros, que transmite la enfermedad pero aspira a la salud, es decir, a hacerse significativa y transformadora para ambos.