Cuando en 1982 la historiadora Natalie Zemon Davis participó como consultora en la película de Daniel Vigne, El regreso de Martin Guerre, comenzó a preguntarse si el cine podría servir como «experimento intelectual» para acercar el pasado hasta nuestros días. Percibió la necesidad de realizar un análisis en profundidad de la representación de la historia a través del cine, medio moderno y cargado de recursos. De las inquietudes que este trabajo generó surgió, años después, el libro que ahora presentamos: Esclavos en pantalla: cine y visión histórica, un estudio sobre la esclavitud y la resistencia esclava en el cine.
El libro encara la cuestión a través de cinco películas: Espartaco, de Stanley Kubrick, Queimada, de Gillo Pontecorvo, La última cena, de Tomás Gutiérrez Alea, Amistad, de Steven Spielberg y Beloved, de Jonathan Demme. Natalie Z. Davis nos propone un acercamiento al cine histórico como recurso para desarrollar este «experimento intelectual» y analiza las formas de representación cinematográfica de la esclavitud, tanto desde la resistencia como desde la sumisión, las motivaciones y las consecuencias, con el claro propósito de desarrollar un análisis histórico integral.
«En todos estos casos, nunca he considerado a estas personas [los esclavos] como la personificación del heroísmo o el victimismo pasivo; más bien, como seres humanos de carne y hueso con una voluntad moldeada por las circunstancias y valores característicos de su época: a veces adaptándose, a veces resistiendo, a veces sufriendo, a veces escapando y, a veces, cambiando cosas y probando nuevos modos.»
«Escribir El regreso de Martin Guerre mientras trabajaba como asesora en la película me dio a conocer las diferencias entre contar la historia en prosa y contar la historia en el cine. Esa doble experiencia también me convenció de que con paciencia, imaginación y experimentación, la narración histórica a través del cine podría volverse más espectacular y más fiel a las fuentes del pasado.»