De acuerdo con los hechos que el lector va descubriendo, en orden todo menos lineal, un obrero del tendido de cables es despedido de su trabajo por enviar a sus jefes unos gráficos detallados en los que correlaciona la "productividad" de sus compañeros con su consumo de alcohol. Ante esta situación, el protagonista (de nombre Venedikt Eroféiev, igual que el autor) se abandona a una borrachera interminable que le lleva al punto en que «la frontera entre la razón y el corazón desapareció y ambos empezaron a repetirme al unísono: "¡Vete, vete a Petushkí! ¡Tu salvación y tu alegría están en Petushkí!"». El relato que sigue es el accidentado trayecto en tren de cercanías de Moscú a Petushkí.