Jacques Lacan (1901-1981), conocido como el “Freud francés”, es la figura clave del psicoanálisis posmoderno.
Ha sido injuriado por algunos críticos y venerado por otros, quienes le consideran el teórico del psicoanalismo
más original desde Freud. El “posfeminismo” es también un término polémico. Puede significar la reacción de los
medios de comunicación contra la lucha del feminismo tradicional para la igualdad de las mujeres o, en un sentido totalmente distinto, la redisposición del feminismo para enfrentarse a la realidad de patriarquismo inamovible y la
marginación de la mujer. ¿Qué tienen en común Lacan y el posfeminismo, a parte de ser incomprendidos?
El tema central es el de la identidad. Lacan lideró la batalla contra la reducción de la identidad al determinismo
biológico, reclamando un elemento de transacción para la identidad, independiente de los orígenes biológicos. Ha
llegado el momento de ver lo que el feminismo, usado correctamente, podría hacer de una identidad afirmativa o
positiva. Lacan es crucial aquí, porque, además de encontrar un lugar inatacable para la feminidad, criticó la
identidad positiva sin eliminarla ni destruirla.
El ensayo iluminador de Elizabeth Wright se propone explorar este camino con la ayuda de Jacques Lacan.