¿Pueden imaginarse actividades más lejanas entre sí que la dramaturgia y el ejercicio fiscal? ¿Dos espacios más ajenos que la sala teatral y la agencia tributaria? El libro-homenaje que tiene entre sus manos reúne (en catalán y español) gran parte de la obra dramática de José Arias, uno de los mejores fiscalistas de su época, a quien la inspección de la Hacienda pública se le quedó corta por lo que encontró en el teatro
una magnífica salida a su talento crítico.
Su Teatro financiero y tributario revisita obras fundamentales de la literatura patria y universal: Don Juan Tenorio, El alcalde de Zalamea, La verbena de la Paloma o Edipo Rey. Por él desfilan las nuevas versiones de héroes y villanos clásicos, víctimas y verdugos de afanes recaudatorios, obligaciones tributarias y destinos trágicos para sujetos pasivos.
En un registro totalmente distinto, La vampira del Raval relata el caso real de los crímenes de la calle Ponent. Macabro drama con pinceladas de humor negro, describe magistralmente la sordidez de los ambientes más pobres de la Barcelona de principios del siglo pasado, la hipocresía de las clases pudientes, la corrupción policial y el sometimiento de los pobres, únicos acusados de la maldad general. En 2011, se estrenó con música de Albert Guinovart y dirección de Jaume Villanueva en el Teatre del Raval de Barcelona, donde permaneció más de cinco meses en cartel.