La realidad actual del capitalismo mundial muestra de una forma cada vez más evidente —y a una escala ya plenamente global— la contradicción esencial de un sistema económico que al tiempo que impulsa el continuo desarrollo científico-técnico (con la robotización de la producción, la inteligencia artificial o la big data) despliega dinámicas sociales regresivas al generar desempleo y precariedad laboral, polarización social y crisis cada vez más graves o guerras imperiales y destrucción medioambiental.
Para dar respuesta a los principales problemas que tiene planteados la humanidad, y ante la imposibilidad de gobernar o reformar la lógica ciega del capital, que subordina el conjunto de la sociedad a las exigencias siempre crecientes de rentabilidad y acumulación —amenazando la propia supervivencia de la especie humana por el colapso ecológico del planeta—, la verdadera tarea práctica y urgente que enfrentar —la menos desconectada de las exigencias de la situación actual— es la de construir alternativas globales al orden capitalista que hagan posible el ideal moderno de autogobierno ciudadano, con el control social y racional del proceso económico, única posibilidad de orientar el desarrollo de la sociedad hacia metas democráticamente elegidas.
En esta perspectiva, los materiales que conforman este libro evalúan las posibilidades del socialismo y la planificación de la economía a la luz de las capacidades científico-técnicas actuales en los campos de la informática, las telecomunicaciones y la inteligencia artificial, y proponen para el debate un modelo de economía socialista democráticamente planificada, viable y eficiente. La primera parte del libro presenta las ideas y principios fundamentales que deberían caracterizar el mecanismo de funcionamiento de una economía socialista planificada, estableciendo una comparación con lo que sucedía en las economías de tipo soviético. La segunda parte da cumplida respuesta a la objeción tradicional planteada por los defensores del régimen capitalista de que en una economía planificada —sin procesos de mercado y formación competitiva de precios— el cálculo económico racional es imposible, lo que irremediablemente condenaría al socialismo a la ineficiencia.