El 6 de julio de 1978, en el ecuador de la convulsa transición de la dictadura franquista a la democracia, comienzan los sanfermines más cortos de la historia reciente. Asediadas por la tensión política y social vivida en los meses anteriores, las fiestas de Pamplona durarán tan solo tres días. Y en esos tres días, en los que la presión política impuesta por los últimos coletazos de la dictadura echará un pulso a la juerga, a las ansias de libertad expresadas en la calle, toda una galería de personajes, todo un fresco social irá trenzando sus historias en la parte vieja pamplonesa, esa a la que el sociólogo Mario Gaviria –otro más de los muchos personajes reales y de ficción de esta novela coral, que junto con el también sociólogo Henri Lefebvre trata de teorizar a pie de calle sobre una explosión festiva que le desborda– llamaría por entonces «el espacio de la fiesta y la subversión». Sus vidas tomarán otros derroteros cuando el día ocho los antidisturbios irrumpan a tiros en el corazón de la juerga y se revelen los secretos que algunos ocultan.
En septiembre, en unos sanfermines extraños que la ciudad vivirá como revancha de lo que le habían arrebatado en julio, acabarán de cerrarse las historias cruzadas que quedaron abiertas tras la brutal interrupción de las fiestas.