Pamiela publicó en 1986 La negra provincia de Flaubert, primero de una serie de más de veinte diarios o dietarios de Miguel Sánchez-Ostiz, cuya continuación y entrega más reciente es Rumbo a no sé dónde. «El rumbo al que me refiero, al margen de ser el mío, es el de una canción cabaretera de los años cincuenta que cantaba un payaso apaleado a la puerta del Teatro Argentino, una barraca de feria entre olores a fritanga, orina, sudor, vinazo, Pamplona y Sanfermines. Una canción que no he podido olvidar, y en un bote de vela, voces gangosas de charlatanes, reclamos de altavoces abollados, mucha bombilla, polvo, alpargatas, ilusiones de cuatro perras, comistrajos que no nos mataron y que hoy habría erradicado la ONU, la OMS y hasta la DEA? estamos vivos, nos palpamos las mollas y tarareamos el yenunbotedevela? y sobre todo el con rumbo a no sé dónde porque no lo sabemos, porque yo al menos no lo sé. Ignoro cuál va a ser mi futuro, si es que lo tengo, por edad, por situación personal y social, cuál la época que vamos a vivir?»