En 1970, convertido ya en uno de los hombres de letras más brillantes de la posguerra y en el dramaturgo alemán más influyente de todo el siglo XX -gracias a obras como Marat/Sade, que no han dejado de representarse desde su estreno en 1963-, Weiss regresó al alemán, lengua que había abandonado prácticamente en sus ensayos y narraciones en prosa, para contar, de manera lírica y fluvial, en un solo párrafo sin interrupciones y con la técnica del monólogo interior, la historia de su juventud, su frustración permanente y su posterior llegada a la vida adulta, no sin dificultades, ya como escritor en ciernes. Adiós a los padres, novela largamente descatalogada desde que se publicara en castellano en los años setenta, es el retrato particular de Weiss como artista adolescente durante la Alemania anterior a la Segunda Guerra Mundial, en el seno de una familia pequeño-burguesa de origen judío en permanente movimiento, siempre bajo presión, y donde no existía una sola concesión para el pensamiento teórico o el afán poético. Es, por tanto, un ajuste de cuentas -otro más- con las circunstancias que dificultaron su progreso como escritor, centrando su atención tanto en los afectos escasos -los de su hermana Margit- como en la incomprensión paterna, finalmente vencida cuando el joven Weiss encuentra en Harry Haller, una especie de Hermann Hesse de ficción, a su auténtico maestro para el arte. Un clásico de la literatura de vanguardia alemana, repleto de vida, verdad y afán de superación, hoy por fin recuperado.