Signos junto al camino es un libro cuya forma se nos escapa. Son a la vez anotaciones y apuntes de diario, son insomnio y vigilia, son textos tanto para escritores como para lectores, son también un inventario de pesadillas y un conjunto de historias cotidianas, son el inicio de una novela «total» y un poema solitario que infunde aliento y a veces, en regocijo, uno deja escapar por sus labios. Un hombre que siempre sabe con certeza dónde está, cuánto hay desde el «aquí y ahora» hasta el «allá y más allá», es un hombre perdido, determinado por su imprudencia o soberbia. Es un hombre determinado por accesorios técnicos, sistemas de medición, estructuras sociales... pero no por sí mismo. Aunque suene paradójico, ese punto en el que está cada hombre es el camino.