Una tarde, mientras recorren la playa de Chirimena con sus baratijas artesanales a la venta, Mariana y Arturo encuentran un dedo amputado a la orilla del mar. Arturo, sumido en los aires
del cannabis, se guarda el dedo. Mariana, siempre silenciosa y enigmática, tampoco dice nada. Con la excusa de tal hallazgo se desarrolla una trama que se adentra en el pasado no sólo de esta pareja hermosa y desencantada, sino también de otros personajes no menos fascinantes: un policía retirado dueño de un quiosco playero, un exactor carismático capo de la droga del pueblo y un padre moribundo y su hijo que se mueven hacia Chirimena en una especie de relato a lo road movie. El dedo de David Lynch, novela de un nihilismo feroz y de un admirable tacto lírico, conjuga el determinismo y la barbarie del realismo mágico con mecanismos del género negro en una vuelta de tuerca que demuestra un magnífico dominio del oficio. El dedo de David Lynch, del autor venezolano Fedosy Santaella, contentará a los lectores de diferente condición, tanto estetas como ávidos de intrigas.
Fedosy Santaella (1970). Autor venezolano de libros de relatos, entre ellos Piedras lunares, Ciudades que ya no existen, Instrucciones para leer este libro y Terceras personas, y de las novelas Rocanegras, Las peripecias inéditas de Teofilus Jones, En sueños matarás y Los escafandristas. En 2010 quedó entre los diez finalistas del premio de cuentos Cosecha Eñe de España. En 2013 ganó el prestigioso concurso de cuentos del periódico El Nacional de su país. Ese mismo año estuvo entre los nueve finalistas del Premio Herralde de novela. Algunos de sus cuentos han sido traducidos al inglés, al chino, al esloveno, al turco y al japonés.