Insólito lugar , la cocina, para encontrase con un hombre de ciencia. Todo se aclara cuando se sabe que, para Faustino Cordón, la alimentación es base de la biología evolucionista. En este libro, Faustino Cordón se aparta un tanto de su formulación habitual, en el terreno de la ciencia estricta, para descender al de la divulgación. ¿«Descender» ? Error. Se da el caso de que este hombre de ciencia es al mismo tiempo un escritor muy notable, cuya aportación a la claridad del lenguaje científico español es un presente de raro valor. Sobre el tema de la cocina se ha hecho, y se hace, mucha literatura, lo cual es digno de encomio. Pero faltaba el dato científico, la autoridad científica que asentara el placer de comer y el arte de confeccionar comida, con todas sus implicaciones vitales y sensuales, en la verdad profunda del nacimiento biológico del ser humano. Éste es el principio y fundamento. Xavier Domingo, primer director de esta colección, fue quien tomó la iniciativa de incitar a Faustino Cordón a, como él mismo dice, «meterse entre sus cazuelas». Faustino Cordón aceptó el reto, y nos explica aquí, con la nitidez que el lego en esas materias necesita, «su convicción de que la palabra y, por tanto , el hombre, que se define por su facultad de hablar, sólo ha podido originarse en homínidos (sin duda muy evolucionados ya en el manejo de útiles) precisamente cuando se aplicaron a transformar, con ayuda del fuego, el alimento propio de otras especies en comida adecuada para ellos».