Mizoguchi es el cineasta de la mujer. Ella es la heroína y la portadora de grandes valores: arrojo, valentía, entrega, sacrificio, amor, solidaridad. Retrata una sociedad patriarcal donde la mujer es triplemente esclava: esclava del hombre al que pertenece, esclava por el trabajo desarrollado, esclava por la Historia.
Hay en él, como en todos los artistas verdaderos, una preocupación por el hombre, lo que le hace comparable a cineastas como Flaherty, Renoir, o Murnau. Se sentía un humanista, pero no tenía ninguna esperanza acerca del destino del hombre.