En un mundo inmerso en una cultura audiovisual en perpetuo estado de mutación, la educación no ha acabado de asumir el reto de introducir el audiovisual en el aula. El libro Cine, ficción y educación intenta proponer algunas claves de estudio tomando como objeto central el cine de ficción contemporáneo, teniendo muy en cuenta que el cine es un medio de expresión multidisciplinar.
Precisamente por ello, a lo largo del libro se analizan posibles formas de estudio del filme, eludiendo la utilización del cine como simple materia instrumental. Así, en el momento de establecer una posible relación con la literatura esta no pasa por el estudio del posible grado de fidelidad respecto a la novela, sino por considerar la existencia de un relato cinematográfico. En el capítulo sobre las relaciones con la Historia, la autora considera que el cine histórico establece un doble reflejo entre la época representada y el propio presente. En el campo de las relaciones con el arte, el cine puede ser un elemento clave para plantear problemas sobre el uso de la luz o la composición. Finalmente, en el terreno de las relaciones con la filosofía, el tema de fondo no sería tanto la búsqueda de ficciones que ilustren algunos problemas filosóficos, sino la utilización del cine como una forma de pensamiento que nos permita comprender mejor la lógica cultural de la sociedad posmoderna.
La autora se manifiesta contraria a las prácticas pedagógicas consistentes en utilizar el cine como si fuera un reflejo del mundo o como un simple receptáculo de valores positivos. El cine se debe introducir en el aula como un objeto de estudio y como un recurso didáctico planteando líneas de actuación entre sus propios componentes y las materias de estudio curricular. El libro va destinado a profesores, de todos los niveles educativos, que utilizan películas en sus clases así como a los estudiantes universitarios interesados por el cine como medio de comunicación e instrumento pedagógico.