Mientras la Guerra Civil española ha sido frecuentemente tratada en el cine y la literatura, las novelas que narran la lucha antifranquista y, sobre todo, las que sitúan la narración en la Transición, son escasas. La acción de Viejo tango en Carnaval se desarrolla en ambos periodos.
Viejo tango en Carnaval incursiona pues en la memoria histórica desde el territorio de la ficción, aunque se trata de una ficción que responde fielmente a los acontecimientos vividos por su autor, y en la que muchos personajes que participaron en ellos aparecen con sus propios nombres y apellidos o con deformaciones de los mismos tan diáfanas que el lector que conozca nuestra historia reciente los reconocerá inmediatamente.
Obreros, abogados laboralistas, militantes y dirigentes clandestinos, policías, grandes burgueses, jóvenes universitarios, etc., protagonizan un texto vivaz y veraz, en el que la trama novelesca se superpone y da forma a una narración que contribuye eficazmente a la necesaria recuperación de la memoria.
Este libro podría tener otro título: Memoria de la cárcel. Leopoldo Espuny nace en Gallur, pueblo zaragozano, el 5 de septiembre de 1940, de modo que una de sus primeras imágenes fue la de las viudas enlutadas de la Guerra y la Posguerra. La pregunta primera que se hace es: ¿por qué?
Hereda de su padre un fuerte resentimiento contra el régimen de Franco que lo acompaña al colegio y a la universidad. En 1963, fusilan a Julián Grimau y el autor ingresa en el PSUC. Llega a la universidad el año posterior a la Capuchinada. Su militancia le acarrea detenciones y cárcel. Se licencia en Derecho y ejerce como abogado laboralista en un despacho colectivo. Vuelve a la cárcel, al negarse a pagar una multa por haber participado en un acto de solidaridad con Puig Antich.
La Transición la vive como un personaje secundario y desencantado. Como otros muchos, quería una República. Hoy es un viejo jubilado y nostálgico, que acude a las manifestaciones con los ?yayoflautas?, y sigue con sus planes subversivos.