EL premio Nobel Joseph Brodsky confesó que le había robado más de una metáfora, sí, a un psicólogo sueco, llamado Tomas Tranströmer, nacido en Estocolmo en 1931, que había debutado como poeta en 1954 y al que desde entonces se le ha considerado como el más brillante de su generación.
Las metáforas de Tranströmer no son objeto de deseo sólo por su audacia y precisión sino que destacan por la genial incorporación a una totalidad visionaria en la que se integran tiempos pasados y futuros en el presente, personajes históricos y gente corriente, lugares próximos y lejanos, realidad cotidiana y onírica, todo ello expresado en un idioma moderno y luminoso.
Tras su debut 17 poemas (17 dikter) ha escrito quince poemarios entre los que destacan, El cielo a medio hacer (1962), Bálticos (1974) y La salvaje plaza del mercado (1983) y una breve autobiografía Visión de la memoria (1993).
Durante su carrera ha recibido numerosos premios suecos y nórdicos entre los que podemos mencionar el premio Bellman, el Övralid, el premio de Literatura del Consejo Nórdico, el premio Nórdico de la Academia sueca y el premio August, y entre los internacionales destacamos: el premio Petrarca (Alemania), el premio internacional de Literatura Neustadt (Estados Unidos) y el de Struga (Macedonia) hasta culminar en el Nobel en el año 2011.