Este libro va dirigido esencialmente a los estudios de Postgrado de las Facultades de Filosofía de la UNED y de la UAM, en primer lugar, y de las universidades españolas e iberoamericanas en general. Pero sin duda interesará a cualquier persona que quiera estar al tanto del pensamiento filosófico actual. Es decir, de las Ideas propias de nuestro tiempo-espacio del pensar y de su diferencia histórica y mediática.
La cuestión de la Filosofía de la Historia y la Historia Universal puesta en cuestión, están en el centro de las investigaciones que se van hilvanando cronológicamente en estos dos libros dedicados al pensamiento y la intervención de Los hijos y las hijas de Nietzsche. Ya que estos dos libros: Materiales de Ontología Estética y Hermenéutica (Los hijos de Nietzsche I) y El retorno teológico-político de la inocencia (Los Hijos de Nietzsche II) tratan precisamente de eso: de dar cuenta de cómo y por qué se ha producido ese giro transhistórico: el que va, por así decirlo (y lo significativo es que se pueda decir así) desde la Dialéctica de La Historia Universal ?Y la lógica de la Emancipación y Superación que la preside ? hasta la Hermenéutica de la Historicidad Plural ?y la lógica de la comprensión e interpretación dialogal que la constituye ?, en busca de nexos o de acuerdos posibles entre las diferencias enlazadas. La percepción sincrónica y sus regímenes de enlace y sentido, como sobredeterminación condicional de los universos diacrónicos y cinéticos está en el centro operacional y corazón noético de todos estos escritos. Pues no otro sino el predominio condicionante de la sincronía sobre la diacronía expresa el giro esencial de nuestra época, en medio de las sociedades telemáticas de la comunicación.
Estos trabajos que se entregan al lector, ya de escritura, ya de recreación audiovisual de la palabra, son solamente eso: materiales para una ontología estética y hermenéutica, del espacio y el tiempo, del acontecer del lenguaje del ser, en el que todos nosotros nos jugamos la vida?muerte que se construye entre todos; que cada cual puede construir a su manera para que podamos jugar juntos, con tal de respetar una sola regla: la ley del límite limitante que es condición del juego ontológico mismo y de su hermosa, inagotable, intensa, creatividad.
Comprender que este desafío nos reclama hacia un nuevo pensar, viniendo desde la apelación de la propia voz del ser del tiempo, tal y como se vierte en las obras y en la experiencia del lenguaje de las acciones participativas extáticas, proporciona a la ontología estética (del espacio y el tiempo) y la ontología política (de la ley común) un complejo e inaplazable enclave: el de la ontología de nuestro propio presente, hoy todavía por emerger, y sometida a brutales fuerzas ilimitadas.