El 1 de octubre de 2006 se asomaba a las pequeñas pantallas Dexter Morgan. Dexter se nos presentaba como un analista forense de la Policía de Miami; sin embargo, algo le hacía especialmente particular: también era un asesino en serie. Por primera vez en las pantallas el personaje central de un argumento seriado era un psicópata que, desde su niñez, había sido adiestrado para ejercer bien su oficio. Este punto de partida ha sido utilizado por los guionistas de Showtime para construir una serie en la que la vida y las acciones de Dexter sirven para abordar las distintas facetas de su evolución personal en relación con su entorno. A partir de una combinación que va más allá del retrato de la cara oculta de un asesino en serie, Dexter se convertirá en un texto complejo con claras referencias a una sociedad violenta, postmoderna y globalizada.
Cada uno de los trabajos de Dexter: ética y estética de un asesino en serie desarrolla de manera transversal un aspecto particular de la producción televisiva. El acercamiento y/o transgresión de los modelos de la ficción criminal, la dramaturgia televisiva, la postmodernidad del personaje y su relación con otras manifestaciones culturales, el trabajo actoral, las características del psicópata y las aportaciones de los estudios de género e identitarias ofrecen una multiplicidad de perspectivas que combinan los estudios críticos televisivos con claves de lectura para los seguidores de Dexter. O para posibles nuevos espectadores de una serie que ya ha sido catalogada como de ?de culto?.