El más famoso de los proscritos de leyenda llegó a la época moderna gracias a las baladas, que serían imitadas y aumentadas a lo largo de siglos, antes de que Robin Hood se convirtiera en la figura novelesca o cinematográfica que hoy conocemos. La verdadera entidad del personaje y su entorno sólo puede descubrirse en esas baladas, que son un canto a la vida en la naturaleza, a la aventura, y a un sentido primigenio de la sociedad y la justicia. Junto a significados más míticos o intemporales, las baladas recuperan el sabor histórico de las épocas en que se crearon, y su evolución testifica importantes cambios ideológicos. Desde el punto de vista estético nos introducen en la literatura popular medieval de tradición oral, de la que son especimenes muy ilustrativos. Esta primera versión en castellano de las baladas más antiguas contrapone a los originales ingleses una traducción en rimas asonantes, evocando la dicción popular de los textos.